Desaprender para competir:
el nuevo diferencial del talento directivo.

A lo largo de los años, las organizaciones y el mercado han exigido una transformación constante en las habilidades necesarias para generar valor y aportar verdaderamente a los resultados. Este contexto cambiante ha convertido el desarrollo del talento en un proceso dinámico, donde aprender a desaprender se vuelve una capacidad esencial. En un entorno donde las necesidades evolucionan con rapidez, el reto no solo se enfoca en adquirir nuevos conocimientos, sino también en soltar aquellos que ya no generan el mismo impacto o que limitan la adaptación a las nuevas realidades y dinámicas del mercado.

Este proceso de desaprender no es sencillo, implica contar con competencias como el pensamiento crítico, la flexibilidad y la adaptabilidad, que permitan observar la realidad desde otros ángulos y reconocer que, aunque ciertos aprendizajes, conocimientos o experiencias fueron útiles en el pasado, hoy pueden resultar obsoletos. En un mundo tan cambiante y exigente, dejar atrás enfoques consolidados y abrirse a nuevas formas de pensar y actuar es lo que impulsa la innovación y permite avanzar al ritmo que demanda el entorno actual.

Desaprender implica cuestionar certezas, romper paradigmas y desafiar las creencias que han guiado el hacer, el pensar y el contribuir. Solo así es posible incorporar nuevas prácticas, prepararse mentalmente para lo que es relevante hoy y construir una mirada más flexible y actualizada frente a los desafíos.

En este camino, el rol de los líderes y las organizaciones resulta primordial. Son ellos quienes deben invitar a los equipos a desafiarse constantemente, promoviendo espacios para el “desaprendizaje” y fomentando la curiosidad, la experimentación y la apertura al cambio. Retar la manera en que se hacen las cosas, permitir el error como parte del aprendizaje y estimular la búsqueda de nuevas soluciones son elementos clave para construir culturas que se atrevan a evolucionar y cambiar.

El impulsar el aprender a desaprender se convierte en una ventaja competitiva. Quienes logran mantener una mentalidad de crecimiento y mejora continua pueden reinventarse con mayor facilidad, responder de forma efectiva ante la ambigüedad y la complejidad, y sostener su relevancia en un mercado en permanente transformación. Desaprender no significa olvidar, por el contrario, es prepararse para aprender con más conciencia y propósito.