Claves para desarrollar una organización basada en habilidades:

agilidad y foco estratégico

Los líderes empresariales en Latinoamérica enfrentan un entorno donde la forma de trabajar, los modelos de negocio y las competencias críticas están cambiando rápidamente. Un 88% de los ejecutivos C-Suite prevé que esta aceleración continuará y admite que sus organizaciones no siempre están preparadas para responder de manera efectiva. A la presión por adaptarse se suma la escasez de talento especializado y la necesidad constante de nuevas capacidades.
Aquí te contamos por qué la gestión del talento debe evolucionar hacia un enfoque basado en habilidades y cómo esta transición permite a las organizaciones anticiparse al cambio, optimizar su capital humano y mantenerse competitivas.


¿Por qué cambiar?
Las prioridades estratégicas de las empresas se transforman con rapidez: digitalización, nuevos modelos de negocio y expectativas cambiantes de los clientes. Sin embargo, la oferta de talento no crece al mismo ritmo y las habilidades necesarias para competir tampoco coinciden con los perfiles tradicionales. Seguir evaluando candidatos solo por títulos o experiencia limita el acceso a profesionales con verdadero potencial de aprendizaje y adaptación.
Hemos evidenciado que las compañías que contratan por habilidades multiplican hasta por 9,4 veces su base de talento disponible. Además, muchas veces las capacidades que el negocio requiere están dentro de la propia organización, pero no están siendo identificadas ni movilizadas.


Cuatro ventajas de adoptar un enfoque centrado en competencias:
1. Mayor agilidad: Permite reorganizar el trabajo de acuerdo con las capacidades de las personas y responder con rapidez a cambios del mercado o de la estrategia.
2. Movilidad interna efectiva: Hoy solo una de cada cuatro vacantes se cubre con talento interno. Identificar las habilidades disponibles hace posible reubicar personas y reducir costos y tiempos de contratación.
3. Desarrollo y compromiso sostenido: Al conocer las brechas reales, se pueden diseñar programas de upskilling y reskilling dirigidos, aumentando la productividad y la permanencia del talento clave.
4. Oportunidades más equitativas: Evaluar a las personas por lo que saben hacer y pueden aprender abre opciones de crecimiento a perfiles diversos, más allá de su cargo actual.


¿Qué implica esta transformación?
Evolucionar de una gestión tradicional a una basada en habilidades implica revisar prácticas establecidas, apoyarse en información confiable y asegurar el compromiso activo de la alta dirección. En nuestra experiencia acompañando procesos de alto nivel en Latinoamérica, la clave está en diseñar estrategias de talento soportadas por evidencia.
Como firma de headhunting, nuestras evaluaciones y metodologías respaldadas por tecnología SHL, nos permiten entregar diagnósticos claros sobre las habilidades y el potencial de los equipos directivos, facilitando decisiones de contratación, sucesión y desarrollo alineadas con los objetivos de negocio. Esto brinda a los líderes información práctica para cerrar brechas críticas y activar el talento cuando más se necesita.

Para avanzar en esta transición, sugerimos algunos pasos iniciales:

1. Identificación estructurada de competencias: Contar con un marco común y comprensible sobre las habilidades que son críticas para el negocio y evaluar dónde están presentes o ausentes en la organización.
2. Impulsar la movilidad y el aprendizaje: Diseñar programas internos de rotación y desarrollo que preparen a las personas para roles emergentes y proyectos estratégicos.
3. Compromiso visible de la alta dirección: El liderazgo debe comunicar y patrocinar activamente el cambio, mostrando cómo este enfoque genera valor para la organización y para sus personas.

Gestionar por habilidades es una respuesta concreta a un entorno donde el cambio es constante y el talento escaso. Las organizaciones que alinean sus decisiones de talento con las capacidades reales de sus personas ganan agilidad para anticipar escenarios, adaptarse y sostener su competitividad. El reto para los líderes en Latinoamérica es analizar con claridad su punto de partida y avanzar hacia un modelo que les permita identificar, desarrollar y retener a las personas que marcarán el rumbo de su negocio.