Altos potenciales:

cómo identificarlos antes de que el mercado los descubra

En un entorno empresarial cada vez más dinámico y competitivo, la verdadera ventaja estratégica no está solo en atraer talento, sino en desarrollar la capacidad interna para reconocerlo antes de que otros lo hagan.

Las organizaciones que logran identificar de forma temprana a sus altos potenciales —colaboradores con proyección para asumir mayores retos, escalar posiciones clave y transformar el negocio— son las que construyen el liderazgo del futuro con intención, no por reacción.

En Marble Headhunter trabajamos día a día con compañías que comprenden que el talento no es solo un activo presente, sino una inversión a largo plazo. Y en ese ejercicio, una de las preguntas más frecuentes que recibimos es: ¿cómo identificar a quienes aún no están en la cima, pero tienen todo para llegar?

Evaluar el desempeño es un ejercicio relativamente estructurado: se miden resultados, cumplimiento de objetivos e indicadores. Pero identificar potencial implica ir más allá de lo evidente, proyectar comportamientos y capacidades hacia escenarios futuros, muchas veces a partir de señales sutiles.

En los últimos años, el mercado ha evolucionado su definición de “alto potencial”. Ya no se trata de quien trabaja más horas, cumple con todos los procesos o tiene una hoja de vida impecable. Se trata de quien demuestra capacidades estratégicas, humanas y adaptativas que anticipan un liderazgo sostenible.

A continuación, compartimos las cinco competencias que hoy más valoran las organizaciones para catalogar a un colaborador como alto potencial:

  • Agilidad de aprendizaje

Es la capacidad de adaptarse, absorber información nueva y aplicarla de forma práctica en distintos contextos. Pero más allá de aprender con rapidez, los altos potenciales aprenden con intención, conectando lo nuevo con lo relevante. Son personas que no solo cambian, sino que evolucionan con sentido.

  • Pensamiento crítico y mirada sistémica

No buscan culpables, buscan causas. No se quedan en lo obvio, hacen preguntas incómodas. Tienen la capacidad de analizar variables, leer contextos complejos y tomar decisiones con criterio, incluso sin contar con toda la información sobre la mesa.

  • Influencia silenciosa

El alto potencial no necesita un cargo para ejercer liderazgo. Su entorno lo escucha, lo sigue, lo respeta. Tiene una autoridad natural que nace de su coherencia, su ejemplo y su capacidad para movilizar a otros sin imponerse.

Este tipo de influencia suele pasar desapercibida… hasta que falta.

  • Valentía gerencial emergente

No se trata solo de ser valiente, sino de tener el coraje necesario para asumir responsabilidades, cuestionar decisiones, tomar riesgos calculados y sostener conversaciones difíciles. Esta competencia, muchas veces ignorada en etapas tempranas de carrera, es una de las que más marca la diferencia al dar el salto a roles de alta dirección.

  • Ambición sana (y dirigida)

El alto potencial no busca llegar arriba a cualquier costo, pero sí quiere estar donde puede aportar más. Tiene hambre de impacto, pero no desde el ego, sino desde la convicción de que puede mover la aguja. Busca crecer con propósito y construye sus propios caminos sin esperar permiso.

¿Cómo desarrollar una mirada interna más estratégica?

En Marble trabajamos con compañías que nos preguntan constantemente: “¿Cómo saber si alguien tiene potencial de liderazgo antes de que lo demuestre en resultados?” La respuesta está en entrenar la mirada interna, actualizar las métricas tradicionales y generar conversaciones que conecten aspiraciones, habilidades y contexto.

Algunos puntos de partida:

  • Haz preguntas de futuro, no solo de pasado. No te quedes en “qué hizo”, sino en “cómo piensa”, “qué lo motiva” y “cómo enfrentaría un nuevo desafío”.
  • Observa cómo lidera desde donde está, incluso si no tiene un equipo formal. Los altos potenciales lideran desde la influencia, no desde el organigrama.
  • Dale espacio para fallar con criterio. Nadie crece en una cultura que castiga el riesgo. El potencial necesita terreno para explorarse.

El talento del futuro se ve hoy, si sabes dónde mirar. Los altos potenciales no siempre aparecen en una terna de finalistas ni en un comité de promociones. A veces emergen en una reunión informal donde hacen una pregunta diferente. En un proyecto lateral que resuelven con ingenio. En una conversación difícil que saben sostener.

Verlos es una competencia estratégica. Apostar por ellos, un acto de inteligencia organizacional. El mercado ya los está buscando. ¿Y tú?