La llegada de la cuarta revolución industrial ha originado una nueva era en la sociedad, donde las compañías tecnológicas emergen de manera disruptiva, exponencial y viral. Algunos de los componentes son blockchain, inteligencia artificial y ciberseguridad. Es gracias a los datos que pueden crearse nuevas tecnologías que alimentan redes neuronales, permitiendo que las máquinas tomen decisiones o proveen servicios tecnológicos de valor agregado.
Algunas de las empresas que marcan la pauta en tecnología e información son Apple, Google, Oracle y Facebook. Estas, en gran parte, han moldeado las necesidades de la humanidad y eso las ha vuelto poderosas. Según Forbes, siete de las 15 personas más ricas del mundo hacen parte del sector tecnológico, siendo pioneros en el desarrollo de metodologías de trabajo, nuevas herramientas y dispositivos que son indispensables en la modernidad.
En contraste con la riqueza que ha generado esta revolución tecnológica, las economías de muchos países -incluso los más poderosos- se ven pequeñas y secundarias en el escenario económico internacional, pero la coyuntura actual del coronavirus ha cambiado las reglas del juego, afectando a su vez gobiernos y empresas. Estos dos actores se disputan una carrera por el poder en la cual las tecnológicas parecieran tener ventaja, incluso, en pronósticos de un futuro después de la pandemia. El presente texto abordará este concepto de competencia por el poder entre la tecnología y los países como un ejercicio analítico para comprender cómo esto esta cambiando la dinámica actual.
